Toma de decisiones profesionales en el sistema de protección a la infancia.
El trabajo en los temas relacionados con la protección infantil está cuajado de dificultades. Una de las más importantes es que la toma de decisiones profesionales se basa en hacer pronósticos del comportamiento humano. Si una persona ha actuado así reiteradamente en el pasado, ¿se puede pronosticar que en el futuro vaya a comportarsede forma diferente? Si alguien no ha respondido a un tratamiento mientras sus hijos estaban en su casa, ¿responderá cuando sean retirados temporalmente? Si se valora que una persona presenta determinados riesgos de maltrato, ¿será posible que el maltrato no llegue a ocurrir si se introducen determinados factores de protección? Según como se responda a algunas de estas preguntas, se procederá o no a mantener a un menor en la casa familiar, o se procederá a adoptar una medida de protección más o menos temporal, o se procederá a tomar decisiones ya sin posibilidad de marcha atrás. Decisiones de una importancia incuestionablemente trascendental en la vida de las personas implicadas.
El problema no radica sólo en la enorme dificultad de predecir el comportamiento humano. Para hacer las cosas un poco más difíciles, las decisiones hay que tomarlas a veces con una base de información escasa o endeble, porque los indicadores o los informes en que se basan no permiten mayor precisión. Y, para complicarlo todo un poco más, se trata a veces de decisiones en situaciones de emergencia, en las que antes hay que hacer algo antes de que acabe la mañana en la que se ha tenido conocimiento de los hechos. Si se quiere complicar un poco más la escena, basta con introducir en ella a profesionales con escasa formación o experiencia, que basan su decisión no en protocolos e instrumentos estandarizados, sino en intuiciones o prejuicios, o bajo la presión social o institucional que lleva a orientar las decisiones en una determinada dirección. Además, la toma de decisión inicial no será la última, siendo el mismo caso analizado después por otros profesionales que tienen otra óptica y basan sus decisiones en criterios de naturaleza diferente (por ejemplo, de orden jurídico).
Y, sin embargo, en los temas relacionados con la protección infantil, la toma de decisiones juega un papel esencial. Por ejemplo, la toma de decisión inicial respecto a si se está o no ante una situación de maltrato y respecto a la actuación que debe seguirse en consecuencia. De lo que se decida dependerá la medida por la que se opte, así como su carácter más o menos temporal. Dado que, como se acaba de indicar, las decisiones iniciales son con frecuencia solo las primeras en una cadena de decisiones posteriores, resulta esencial que estén lo mejor tomadas y lo más documentadas posible. Cuando eso no ocurre, la posibilidad de complicaciones y posibles rectificaciones posteriores está servida (resumen sacado del propio documento).
Fuente Observatorio de la Infancia de Andalucía
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